El club de los mediocres

Saliendo de la mediocridad

No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

Romanos 12:2

No naciste para ser mediocre

Cada uno de nosotros tiene habilidades y cualidades únicas que pueden aportar mucho al mundo. Sin embargo, mucha gente se queda estancada con lo fácil y eligen no ir más allá.

  • Viven en un mundo de negativismo autodestructivo y se han propuesto consciente o inconscientemente, contaminar la vida de los demás.
  • Actúan en la vida tomando decisiones con el propósito (normalmente inconsciente) de agradar al resto, por temor a perder el afecto de las personas que les rodean.
  • Actúan en la vida sin un foco mental claro, viviendo con la ilusión de que lo importante es sólo el ahora y, por lo tanto, se comportan de manera dispersa en sus asuntos relevantes.
  • Recurren permanentemente a las excusas para explicar los “fracasos”, sin hacerse cargo de la responsabilidad por los resultados que cada uno genera en la vida.
  • Tienen el hábito de “escanear” lo negativo de situaciones y personas, generando ceguera frente a lo positivo de la vida y de la gente con la cual interactúan.
  • Se quejan literalmente por todo. Sienten que la vida les juega permanentemente malas pasadas y que tienen una especie de “halo de mala suerte”. Victimismo sutil.
  • No se involucran en lo que hacen ni en las interacciones que tienen. En sus trabajos hacen lo justo y necesario, no se esfuerzan ni un milímetro adicional por hacerlo con entusiasmo y mejor. Con las personas, no generan escucha ni conexión emocional.
  • Sienten que el mundo está en deuda con ellos, que la vida es injusta y, por lo tanto, están permanentemente esperando la ayuda de los demás para resolver “sus problemas”.
  • Sienten que la vida no les otorga oportunidades, que hay gente más talentosa que ellos y creen que éstos han sido premiados de manera especial sin merecerlo, lo que en ellos genera un gran resentimiento.
  • Sienten envidia por el éxito de los demás. Cuando alguien les cuenta de sus proyecto o ideas, esconden un secreto deseo para que esas ideas fracasen. No soportan el éxito ajeno y sufren por eso.

Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia.

1 Pedro 1:14

No seas uno de ellos. Tú, al igual que el resto, viniste a este mundo a hacer algo especial. Quizás ahora no lo sabes o no te lo crees, pero es así. Solo necesitas encontrarlo para dar el siguiente paso.

Ser mediocre es una actitud y elección de vida. No es malo porque sea un defecto, lo es porque te permites únicamente lo mínimo aceptable. Eliges no hacer, no arriesgarte, no descubrir, no intentar, no equivocarte, no ver y no encontrar.

Y no andéis en las prácticas de las naciones que yo echaré de delante de vosotros; porque ellos hicieron todas estas cosas, y los tuve en abominación.

Levítico 20:23

Una persona que se ha permitido permanecer en la mediocridad simplemente no alcanza su máximo potencial porque no se esfuerza más allá de su zona de confort. Según el autor de este término, Alasdair A. K. White, la zona de confort nos instala en la comodidad de dejarnos llevar por lo que sucede a nuestro alrededor sin formar parte activa de los retos que pueden aparecer en nuestra vida.

Cuando eliges quedarte en la mediocridad también eliges ocultar tus habilidades, tus talentos y dejas ir muchas oportunidades. Aceptas el empleo que encuentras disponible, aunque no cumpla tus expectativas. Tu relación de pareja se torna monótona y todo el potencial que tienes lo desaprovechas por comodidad.

Cuando entres a la tierra que Jehová tu Dios te da, no aprenderás a hacer según las abominaciones de aquellas naciones.

Deuteronomio 18:9

Elegir quedarse en la mediocridad puede ser más fácil que salir e ir a por lo que sueñas. Esto último conlleva un esfuerzo que no te dará resultados positivos de inmediato. Pero ¿Sabes qué? Es mucho mejor salir y arriesgarse a tener una vida que no te satisface. Si estás decidido descubre algunas formas de combatir la mediocridad.

Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente.

Efesios 4:17